SANTO DOMINGO.-La mayoría de las comunidades de República Dominicana ya son urbanas,mas de un 80 por ciento, a tal extremo que apenas el restante 20 todavía puede considerarse rural, por el poco desarrollo de las comunidades, la preservación de áreas boscosas y por la existencia de zonas cultivables donde quedan familias que persisten en el cultivo de la tierra.
La actual situación ha motivado que este país caribeño, que junto con Haití se dividen la isla Hispaniola, ocupe actualmente el ranking numero 1 en expansión urbana en toda la America Latina, porque desde el 1960 pasó de un 30 por ciento de urbanidad hasta el 80 por ciento en este 2022.
"La expansión urbana sin normativa ha conducido a que el suelo cambien de vocación, sin importar que sea agrícola o no cultivable, exactamente lo que ha estado ocurriendo en provincias de la región norcentral, tales como Espaillat, La Vega, Santiago y Duarte", precisa una investigación publicada por el portal El Cribe.
Precisa que el desarrollo urbano dominicano tiene mucho que ver con el modelo económico que han aplicado los gobiernos que no incentiva la producción agropecuaria para que sea sostenible y rentable y han preferido incentivar la industria de la construcción", precisa la investigación.
Estos y otros conceptos están contenidos en consultas sobre este tema hechas al viceministro de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Regional, Domingo Matias, quien sostuvo que ese desarrollo urbano tan grande es lo que ahora genera presiones a las autoridades para que cumplan con servicios básicos como agua potable, electricidad, transporte, recogida de basura y muchos otros.
El abandono del laborantismo agropecuario de parte de los campesinos comenzó tras la decapitacion del dictador Rafael Leonidas Trujillo, que no permitía que los agricultores abandonaran sus comunidades de origen para irse a las ciudades.
Luego de la guerra del 1965, muchos agricultores dejaron sus pueblos de origen y se mudaron a la capital y otras ciudades importantes donde procrearon hijos y comenzaron a ubicarse en villorios que entonces les llamaban cordones de miseria.
Finalmente, los hijos de agricultores que igual se habían acostumbrado a cultivar la tierra igual se dieron cuenta que si sus padres no salieron de la miseria también les pasaría a ellos y entonces comenzaron a comprar motocicletas y vehículos para dedicarse al transporte de pasajeros en las ciudades, vendiendo los predios en los que otros construyeron casas.
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