Los académicos recuerdan que los antidepresivos llegan a ese entorno a través de las aguas residuales tras ser excretados de forma natural por los humanos, lo que constantemente expone a la fauna acuática a bajas concentraciones de ese fármaco.
"Para comprobar los efectos que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, o ISRS, tienen sobre estos crustáceos, los autores llevaron a cabo un experimento en cangrejos que fueron introducidos en un laberinto en forma de Y, donde los estimularon a elegir entre uno de los dos brazos de la estructura, uno de los cuales contenía sustancias químicas que indicaban la presencia de alimentos, mientras que en el segundo se evidenciaba la presencia de otro cangrejo", explica la publicación.
Detalla que tras comparar los resultados obtenidos en la población sometida a antidepresivos con respecto a un grupo de control, los expertos descubrieron que los ISRS provocaban que los cangrejos se volvieran más furiosos y salieran de sus refugios a explorar el brazo con esencia de comida.
"Los cangrejos de río expuestos al antidepresivo salían a la intemperie, emergiendo de su refugio, más rápidamente que aquellos no expuestos al medicamento. Ese cambio de comportamiento podría ponerlos en mayor riesgo de ser comidos por un depredador", señaló Lindsey Reisinger, coautora del estudio, quien aseguró que tal situación "puede tener un efecto dominó en esos ecosistemas".
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