jueves, 18 de febrero de 2021

Sicario no borra de su mente a 250 que mató




CIUDAD DE MÉXICO.-  Un confeso matón a sueldo, quien permitió que solamente lo identificaran con su apodo de "El gordo”, con remordimiento de consciencia,  en una entrevista periodística confesó que no puede borrar de su mente los recuerdos de 250 personas a las que les dio muerte.


Dicho personaje se siente tan culpable que ni siquiera tiene valor para agradecer haber salido vivo de un cártel de criminales, porque permanentemente  recuerda  las múltiples imágenes de las personas a las que asesinó.

“Aquí lo traigo en la mente, me decían, ´gordito no me mates, tengo familia´, manifestó citado por el portal de noticias Expreso.

Dijo que no escuchaba sus desesperados reclamos porque sabía que si no los mataba, entonces quienes les pagaban y ordenaban hacerlo, entonces lo   iban a matar a él.

A este ex sicario de Sonora, además de la impactante e infame cifra revelada de asesinatos, se le suman la de los cadaveres que ayudó a “eliminar o desaparecer” durante cuatro años, de 2012 y el 2016, en las localidades de Guaymas, Hermosillo, Obregón, Empalme, Caborca y Sonoyta.

"A veces vengo en el camión del jale y los veo, ahí están, cierro los ojos, sacudo la cabeza y los abro y desaparecen, estoy limpio de drogas hace mucho(consumió cristal por 20 años), pero los sigo viendo”, narró quien actualmente es panadero.

Aunque trata de excusarse al decir que no mataba niños o mujeres ya que presuntamente el jefe lo tenía prohibido,  entiende que “Ahora llevo mucha cochinada, ya no hay honor”.

A sus 39 años relata que trabajaba para un “pesado” en la eliminación de gente enredada con el cártel y rateros, recordando que un compañero le robó a su jefe 1,300 pesos después de un trabajo y él lo tuvo que matar, pues era su vida o la de su amigo y compañero.

Dijo que se movía  por todo el Estado,, que le pagaban al rededor de siete mil pesos a la semana,  que solo confiaba en su cuerno y su nueve milímetros como sus cuidadores más fieles, 

Confesó  que en el Norte del Sonora. rumbo del cerro “La Nariz”, en Sonoyta, llegaron a un rancho, donde se encontraba una persona a quien ejecutaron y que 

“lo matamos, agujeramos el rancho, se quemó todo, rancho, carros, agujeramos el tinaco, un chingo de hoyos por donde sea, yo entré y pues yo siempre he sido malandrín, no me podía ir sin nada del rancho ese”.


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