LOS ÁNGELES .- Evangélicos del Estado de California, entre ellos muchos hispanos, arraigados solo en la fe en Dios, han estado desobedeciendo las restricciones de las autoridades contra el coronavirus y han continuado reuniéndose en sus templos, como ha ocurrido en el de la Iglesia Cristiana Bundy Canyon, un complejo de coloridos edificios antiguos ubicados a lo largo de un camino rural.
Incluso, muchos de ellos saben de las preocupaciones que tienen las autoridades sobre los servicios religiosos porque han conducido a brotes de COVID-19 y que las autoridades de salud objetan tales reuniones por representar un riesgo para la salud pública para los feligreses y para otras personas con quienes tengan contactos y prefieren atender el llamado a congregarse de sus pastores, hecho por San Pablo cuando no había coronavirus ni otras infecciones transmisibles.
Para justificar las reuniones y demostrar que Dios protege a sus fieles, el pastor Michael Khan, de la iglesia cristiana Bundy Canyon y otros del Estado, han estado aludiendo a esta cita biblica del libro apocaliptico.." Dare poder
a mis dos testigos... estos hombres tienen el poder de cerrar el cielo para que no llueva durante el tiempo que están profetizando y tienen el poder de convertir el agua en sangre y golpear la tierra con todo tipo de plaga”,
La cronica precisa que la tensión entre seguridad y fe se ha unido en los suburbios del sur de California y que en las partes del llamado Cinturón Bíblico de este Estado, la controversia sobre los crecientes casos de infección y muertes relacionadas con el coronavirus no ha impedido que los residentes saturen los servicios con personas.
Sobre las iglesias mormonas en California explica que
este nexo para las mega iglesias y más de 10 congregaciones mormonas aprovecharon la oportunidad para abrir sus casas de culto cuando las primeras órdenes de cierre disminuyeron. Y cuando el gobernador Gavin Newsom pidió la suspensión de los servicios presenciales en interiores por segunda vez, algunos lo ignoraron mientras que otros trasladaron su culto al aire libre, incluso en los estacionamientos.
“No nos gustaba estar separados (sin reunirse). Confiamos en Dios en que nada sucederá. Desde el comienzo de la pandemia, ninguno de nuestros miembros se enfermó o perdió su trabajo. La iglesia siempre saldrá victoriosa”. sostuvo en entrevista con el diario angelino.
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